Somos Dignas: Historias de mujeres trans en la CDMX
Las vivencias de la población trans son tan diferentes como similares. La violencia, discriminación, el trabajo sexual, entre otros, son situaciones que han tenido que enfrentar día con día.
Escrito por: Diego Álvarez, Saúl Calderón, Adrián De Anda, y Alejandra Huitrón, | 2 de Junio, 2023
Casa Hogar Paola Buenrostro: Punto de partida
Allá en Cuautepec. Allá entre las múltiples calles inclinadas. Allá, se encuentra uno de los tres hogares fundados por Casa de las Muñecas Tiresias A.C, quienes dan refugio a cualquier persona necesitada: sea una persona de la disidencia sexo genérica o una mujer cisgénero y heterosexuales. Se da espacio y cabida a toda aquella persona que quiera ser oruga para convertirse en una mariposa.
Desde lo alto de la alcaldía Gustavo A. Madero, en las orillas de la Ciudad de México, las periferias casi olvidadas, ahí está construida la Casa Hogar Paola Buenrostro. Un portón blanco con dibujos de mariposas divide la calle del hogar de distintas mujeres y hombres. Las paredes de cristal del edificio dotan al lugar cierta libertad, aquella requerida para que sus habitantes sanen y, en algún momento, emprendan un vuelo lejos, alto.
Al cierre de este reportaje en este espacio habitan nueve personas que encontraron en sus paredes más que un refugio, un hogar y una familia. Aquí, todas son hermanas, son tías y abuelas las unas de las otras; sus nombres importan: Luisa, Alexa, Mimí, Cris, Marion y Tammy. Cada una encontró en la casa un espacio seguro para ser y estar. Cada una con historias distintas, y a la vez, similares.
Con el fin de atender a las problemáticas de las poblaciones más vulneradas, como lo es el de la comunidad trans y LGBTIQ+, la activista Kenya Cuevas fundó la asociación Casa de las Muñecas Tiresias en 2018. El proyecto principal fue la creación de la Casa Hogar Paola Buenrostro, en homenaje a la primera víctima de transfeminicidio reconocido por la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México (CDHDF) y de quien lleva el nombre: Paola Buenrostro.
La primera casa abrió sus puertas en febrero del 2020 para recibir a sus primeras habitantes con la explosión de la crisis sanitaria por el COVID-19 cuando varias trabajadoras sexuales que se quedaron sin trabajo. En la casa se les ofreció una serie de actividades culturales y deportivas, acompañamiento para concluir o continuar con su educación, acompañamientos en salud por parte de Clínica Condesa, entre otras.
Luisa —«Mami Luisa», como le llaman algunas— es la coordinadora de la casa. Lleva tres años acogida en este espacio al que llegó en busca de ayuda para poder controlar sus problemas de adicción con las drogas y el alcohol. Kenya Cuevas —a la que también llaman «Mamá Kenya»— fue la primera en brindarle la ayuda y apoyo que necesita; con este tiempo de distancia, y bajo la supervisión de Kenya, se encarga de cuidar y apoyar a quienes llegan al hogar.
En términos del hogar, Luisa es una mariposa adulta, nombramiento que se le da a toda persona que sobrepasa los ocho meses de estancia y ha cumplido con sus labores —como la asistencia al seguimiento terapéutico y el cumplimiento del reglamento—, por lo que están listes para ser adultes independientes. Cuando apenas llegan y cumplen los tres meses, se les dice “Orugas”; a los cinco meses “Crisálidas” y a los ocho meses, “Mariposas”.
Hay mucha población trans beneficiaria que no llega a ser Oruga. En sólo un año y medio, Luisa ha hecho 800 acompañamientos. Resalta que cada caso es peor que el otro: chicos que son traídos por sus familias por miedo a ser contagiados del VIH, mujeres víctimas de violencias graves, ya sea por discriminación o en situaciones precarias.
“Yo he hecho 800 acompañamientos en un año y medio. Acompañamientos a gente la cual te pide ayuda, te pide un abrazo… Si vieran los casos que vienen a esta casa. Casos de familias que me dice ‘llévate a mi hijo que tiene VIH y tengo miedo de que me contagie a los demás», ver a este chico en su cuarto, peor que un animal: con los platos sucios, hecho del baño, sin bañarse. Que él te vea y me diga ‘¿tú me vas a ayudar?’ y que le digo: «claro, soy tu nueva familia … me dicen mami Luisa”.
Luisa
«Toda mi vida he sido una niña»: infancias trans e identidad de género
A Tammy le gusta escribir en su blog; juega videojuegos y practica deportes extremos como el buceo. Ella nació en un cuerpo diferente. A las personas que se identifican con un género distinto al asignado al nacer, se les conoce como trans, y pertenecen a la disidencia de género, al igual que existen otros tipos de disidencia. El binarismo, es decir el ser mujer u hombre como lo impone la biología, no es para ella.
A las experiencias que viven les niñes y adolescentes al identificarse con un género diferente al asignado al nacer (sea dentro del binarismo o no binarismo), se les conoce como infancias trans.
“Me identifiqué como niña a los 6 años, cuando un primo de mi mamá se iba a casar con su prometida Raquel. Ella compró unas muñequitas de la tienda en donde trabajaba a mis hermanas. Me sentí mal que no me regalaran una. Cuando una de esas muñequitas estaba en el suelo, yo la agarraba y jugaba con ella”
Marion
De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Diversidad Sexual y de Género 2021 realizada por el INEGI, de las 97.2 millones de personas encuestadas, 908 mil personas se identificaron como identificadas como trans; de esta población, el 62.4% se dio cuenta en la infancia que su género no correspondía con el que nació.
Actualmente en México existen asociaciones que se encargan de dar acompañamientos a estos niñes, como la Asociación por las Infancias Transgénero creada en 2017 y fundada por Tania Morales, madre de un adolescente trans. Esta asociación asiste a infantes y adolescentes en su proceso de transición de manera legal, así como con acompañamientos tanto escolares como en instituciones de salud (los cuales, cabe aclarar, no realizan procedimientos de transición quirúrgicos pues, además de ser independientes a la identidad de género del infante, están prohibidos realizarse si no son mayores de edad).
Es importante la existencia de estas asociaciones, pues si no fuera por su lucha e insistencia, no tendríamos el apoyo actual en materia de legislación de la identidad de las infancias trans. Un caso de éxito en este sentido es el que sucedió el 14 de noviembre del 2019 cuando las Comisiones Unidas de Administración y Procuración de Justicia y de Equidad de Género del Congreso de la Ciudad de México, aprobaron un dictamen de reformas para que menores de edad puedan hacer un cambio de nombre y de género en su acta de nacimiento o registro civil, este sucede bajo la autorización de la madre, padre o tutor del hijx.
Sin embargo, no fue hasta el 27 de agosto del 2021 que el Gobierno de la Ciudad de México publicó oficialmente en la Gaceta de la Capital: “Lineamientos para Garantizar los Derechos Humanos en el Procedimiento Administrativo de Reconocimiento de Identidad de Género en la Ciudad de México de las Personas Adolescentes”.
El pan de cada día por ser diferente
En un mundo donde se cree que todos los seres humanos somos iguales, se va por el extremo de imponer ciertos estándares a todos los grupos minoritarios para que funcionen en el mismo sistema, sin importar los posibles efectos generados hacia elles.
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Desde métodos medievales, hasta terapias para curar la “disforia de género», que por años se buscaba dejar de considerarla un trastorno, se justifica el miedo a lo desconocido, como pretexto para tratar mal a estos cuerpos trans, que poseen capacidades y talentos “incomprendidos y solitarios”, como menciona Marion, quien además de escribir canciones y guiones, también habla varios idiomas
Debido a las violencias estructurales que emanan de la transfobia, las personas cishetero (es decir, que se identifican con el sexo y el género con el que nacieron) se benefician del mismo patriarcado al humillar a tode aquel que sea diferente.
Me dijeron que era la peor influencia para el hijo de mi cuñado. Aunque él tuvo una vida sexual activa, incluso con hombres, estuvo a punto de adquirir SIDA, y su mujer le hizo bullying a mi sobrina por medio de las redes sociales. Por eso me llevo mejor con ella, porque ha tenido las mismas vivencias que yo.
Marion
En la mayoría de los ámbitos, es más fácil culpar a estas comunidades, como en el caso de las pruebas de infección por transmisión sexual, donde más del 33% de las personas trans siempre acuden con algún centro médico, cuyo único problema es que en la mayoría de ocasiones se les dice que “padecen desbalances hormonales”, y que por eso no son atendidas. La Comisión Interamericana de los Derechos Humanos señala que la expectativa de vida de las personas transgénero en México es de 35 años.
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La imposición de roles sobre las identidades trans van con la intención de que se comporten con el sexo que nacieron. Uno de los más controversiales es el caso del deporte. Cristina explica que cuando un hombre no accedía a sus cosas, perdía su dignidad de hombre. En otras palabras, si una persona heterosexual y cis género adquiere actitudes opuestas a su género, pierde el privilegio de pertenecer a este sistema; la feminización de los cuerpos se convierte en el peor de los hechos que puede experimentar un hombre.
Otra evidencia de cómo el género es violento en sí, Tammy comentó que era admiradora de disciplinas artísticas como el patinaje sobre hielo, pero como su padre era muy “hetero y machista”, la golpeaba hasta que practicara «deportes para hombres», como el box. Como ella vivió la década de los ochenta, el abuso de poder aún era muy común que lo ejercieran padres sobre los hijes a edades tempranas como forma de «educación familiar».
Desde cachetadas, cinturonazos, jalones en las patillas y en el cabello, pellizcos, golpes con la chancla, nalgadas, y así como otras acciones violentas, les niñes experimentan el miedo de que sus “padres” repitan el mismo episodio. Esto causa que se mantengan en un continuo estado de tensión, lo cual genera malestares físicos como dolores de cabeza, taquicardias, trastornos gastrointestinales, enrojecimiento en la piel, entre otros.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que la violencia intrafamiliar provoca trastornos del sistema nervioso así como conductas de riesgo en la salud. Entre los sistemas que pueden verse afectados por la violencia infantil están el endocrino, circulatorio, osteomuscular, reproductivo, respiratorio e inmunológico, con consecuencias que duran toda la vida. De igual forma, pueden verse afectados el desarrollo cognitivo y el rendimiento académico y profesional.
Además de la transfobia, el adultocentrismo es la corona ideal para justificar estas vivencias que son el pan de cada día de las mujeres trans y trabajadoras sexuales desde que son infantes. Por lo tanto, decir que “salieron bien” después de las agresiones ejercidas por sus padres, no debe de ser la norma dictada por las demás experiencias individuales.
Si hablamos de violencias desde niñes, también debemos tomar en cuenta las historias y experiencias de las personas migrantes quienes después de todo lo vivido y experimentado tienen que pasar un proceso particular que les revictimiza para acceder a una petición de asilo político, debido a la persecución de la prostitución como un trabajo ilícito, así como los sistemas políticos homófobos e incapaces de dar cobertura a la comunidad trans.
Me vine (a México) porque mi vida corría riesgo en Venezuela. Me fui a vivir a Colombia y viví ocho años allá, tengo mi nacionalidad colombiana también. Tuve un percance a últimos años, ya cuando mi vida estaba mejorando. Tuve que venirme.
Mimi
México y Colombia son países donde la cosificación sexual de las mujeres es la cotidianidad; resalta especialmente esta sexualización de la que son objeto las personas trans, especialmente la que impulsa y favorese la prostitución través de la explotación, como lo es la pornografía. Aunque no parezca cierto ante la manera en que la norma homófoba impera, las producciones con personajes trans como protagonistas son de lo más consumido en la página de contenido para adultos PornHub. Tan solo en 2022, México ocupó en el quinto lugar respecto al tráfico de usuarios (79.3%). La búsqueda “transexuales” ha crecido aproximadamente un 409% en el buscador de la página.
Colombia se encuentra en el lugar 17 de países con más usuarios en la misma página de productos pornograficos; en este país sudamericano la categoría «transgénero» tuvo un crecimiento de 106% aproximado de vistas, así como la búsqueda «transexual» que fue la cuarta tendencia con un aumento del 318% de búsquedas realizadas.
Lo irónico de estos datos, es que a pesar de que las mujeres trans sean vistas como un objeto de consumo en la pornografía, las cifras de feminicidios y transfeminicidios no dejan de crecer en los últimos años. En el informe Derechos Humanos de Personas OSIGD-LGBT 2020-2021, mostró que en el 2020 el número de homicidios dolosos contra la comunidad trans —llamados correctamente como transfeminicidios— ascendió a 77 casos en Colombia. Mientras que en México, en 2021 se registraron cifras de 55 transfeminicidios a lo largo de todo el país.
Para concluir con estos datos, debido a estas condiciones de vida, las personas que más se suelen sexualizar por sus cuerpos, son condenadas tanto a la discriminación como al asesinato por parte de una sociedad que no reconoce su existencia humana, incluyendo a mujeres cisgénero.
Resistencia al dolor de ser condenada por la ignorancia
La Constitución mexicana prohíbe ejecutar cualquier acción que atente contra la dignidad humana o bien que anule o menoscabe los derechos y libertades de las personas, la cuales tengan su origen en prejuicios del género, sexo, las preferencias sexuales entre otras. No obstante, esta realidad jurídica no ha permeado las realidades sociales de las personas transgénero, transexuales y travestis, pues aún existen acciones que perpetúan, estigmatizan, minimizan, menoscaban y anulan la dignidad, derechos y libertades de las personas trans.
México es un terreno hostil para la libertad de expresión de las ideas, los cuerpos, la libertad de mostrar formas diversas de ver y vivir la vida. La discriminación sistemática que engendra este sistema patriarcal afecta a numerosos sectores de la población, particularmente a la comunidad trans, que no sólo recibe el rechazo de las instituciones y el menosprecio de quienes señalamos como ignorantes, sino también la peor cara de la violencia machista más cruda, homofobia y transfóbica.
La primera vez que me vestí de forma femenina, mucha gente y amigos míos se alejaron de mí. Me pasó cuando me uní al club de los optimistas, quienes decían “no discriminar a nadie”
Marion
Julia Serano, teórica, autora transfeminista, artista de spoken word (performance poética que utiliza además elementos musicales y teatrales), activista bi-trans, y bióloga; establece en su libro Whipping Girl. El sexismo y la demonización de la feminidad desde el punto de vista de una mujer trans, el concepto sexismo oposicional, que se basa en la creencia de que masculino y femenino son categorías rígidas que se excluyen mutuamente, y que poseen atributos, aptitudes, habilidades y deseos únicos que nunca se solapan.
Asimismo, la autora y crítica transgénero, Jody Norton, sostiene que la transfobia es una extensión de la homofobia y la misoginia. Las personas de la comunidad LGBTI son odiadas y temidas por desafiar y socavar los roles de género y el binarismo de género. Afirma que la persona transgénero hombre a mujer implica un desafío implícito a la división binaria de género de la que depende la hegemonía política y cultural masculina.
De acuerdo al INEGI (2021), la madre (41.3%), los amigos (32.4%) y hermanxs (29.4 %) son las personas con las que confiaron su identidad de género por primera vez. Sin embargo, estos datos contrastan con lo ofrecido por el CONAPRED en 2017, donde la mitad de las personas trans que reportaron violencia señaló que ésta provino de algún o alguna familiar
Con tan sólo doce años, Mimí fue obligada a vivir con su padre machista, quien solía enfrentarla a golpes debido a su homofobia. Luego de tres años, fue llevada a vivir con su abuela, donde la hostilidad se hizo aún más fuerte, pues sus tíos eran iguales o peores que él. En su ignorancia, sus tíos y su abuela rechazaron su transición y a los 18 terminó en la calle.
Cuando me voy a la calle esa noche, estaba lloviendo. Yo tenía miedo, no sabía a dónde ir. Ahí me di cuenta de que ya no tenía a nadie. Ni amigos, ni vecinos, nadie.
Mimi
Tras ser obligada a salir de casa, Mimí se encontró con un mundo adverso y abrumador contra el que poco podía hacer porque no había conseguido terminar sus estudios y no sabía hacer nada. La necesidad le hizo creer que la prostitución era una buena opción para sostenerse y salir adelante. A pesar de encontrarse en otro país, su realidad no distaba mucho de lo que viven muchas chicas cuando deciden mostrarle al mundo quiénes son.
La marginación educativa y la deserción escolar pueden explicarse con el acoso de condiscípulos, docentes y otro personal, el rechazo de las propias instituciones y la falta de espacios seguros para la comunidad. Un acercamiento sobre el acceso al derecho a la educación de las personas trans es posible a través del nivel de escolaridad.
El Diagnóstico nacional sobre la discriminación hacia personas LGBTIQ de México (2015) arrojó que las mujeres y hombres trans representaron mayores porcentajes en las categorías de menor escolaridad con el 58.78% y 49.22% respectivamente.
Ante la falta de oportunidades y el deseo de resisitir a este mundo, aparece el trabajo sexual como un camino por el cual optar para sobrevivir. La prostitución es mucho dinero, pero conlleva muchas cosas —dice Luisa, quien se prostituyó durante 10 años— Muchos clientes pagan más mientras más tomes o te drogues, lo cual se combina con los problemas familiares, violencia, discriminación, y lo que hacen es tomar para olvidarlo.
La precariedad laboral, la falta de empleos dignos y la alta tasa de desempleo, motiva el autoempleo. María Clemente García Moreno, diputada trans por Morena, señala que 54.88% de la población se autoemplea, 25.48% cuenta con un empleo asalariado y un 19.60% se encuentra desempleada. Y sentencia lo siguiente:
Una persona LGBT+ puede pasar en promedio 10 meses buscando empleo, en México sólo el 5% de las personas transgénero ejercen una profesión y, además, la población trans tiene una tasa de desempleo del 90%.
El Derecho al Trabajo, establecido artículo 123 constitucional, reconoce que toda persona tiene derecho al trabajo digno y socialmente útil y para ello se promoverá la creación de empleos y la organización social del trabajo conforme a la ley.
En 2011 se promulga la Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación, la cual reconoce que la discriminación puede ser en función del sexo, género y las preferencias sexuales. El articulo 9 establece como discriminación prohibir la libre elección de empleo o restringir las oportunidades de acceso, permanencia y ascenso en el mismo, así como establecer diferencias en la remuneración, las prestaciones y las condiciones laborales para trabajos iguales.
Esta discrminación puede presentarse de dos maneras:
- Directa: sucede dentro de los espacios laborales mediante cuestionamientos, hostigamientos y el trato en general que se otorga a las personas LGBTI, en comparación de las personas heterosexuales.
- Indirecta: se da a través de mecanismos de exclusión, como condiciones laborales inequitativas, que diferencian a las personas LGBTI de las heterosexuales.
Más allá de la normatividad legal, los esfuerzos gubernamentales no han sido suficientes para promover un espacio seguro en el ámbito laboral para la población de la diversidad sexual. Una vez más, la realidad jurídica no alcanza la realidad de millones de personas, ya que son pocas las empresas e instituciones que han enfocado sus esfuerzos en la inclusión de las personas trans.
La diputada morenista promueve una iniciativa para otorgar un estímulo fiscal a los contribuyentes, personas físicas o morales que contraten a personas transgénero y transexuales, plantenado reformar el artículo 186 de la Ley del Impuesto Sobre la Renta (ISR), incluyendo en el Capítulo II “de los patrones que contraten a personas que padezcan discapacidad y adultos mayores” una adición para que se contemple en dicha deducción a la contratación de personas transgénero y transexuales.
Del mismo modo, ha propuesto una iniciativa de reforma a la Ley Federal de Trabajo para incluir el trabajo sexual en el catálogo de trabajos especiales, con el fin de que sea considerado como lícito, para que se garantice la seguridad y bienestar social de quienes ejercen este oficio. Considera importante que se base en una justa retribución, y en la que exista el consentimiento mutuo del cliente y de la persona que está prestando el servicio. Apela a la no-criminalización con una diferenciación entre trabajo libre y autónomo y la trata de personas.
Al respecto, el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres) apunta: ““La criminalización o la ausencia de conocimiento del estatus legal del trabajo sexual en México agudiza las condiciones de vulnerabilidad de estas mujeres. No existen leyes federales que regulen el trabajo sexual en México”.
Es innegable la exposición a la alta criminalidad de la Ciudad de México, de quienes desempeñan este trabajo. Pero la propuesta de la María Clemente ha dejado varios cuestionamientos entre colectivos y organizaciones civiles, destacando el descontento de la Brigada Callejera de Apoyo a la Mujer Elisa Martínez A.C.
Para empezar, la medida se tomó sin consultar a las trabajadoras sexuales y estigmatiza a las personas que viven con VIH, pues señala que debe haber condiciones de salubridad suficientes que garanticen no contraer enfermedades propias del comercio sexual. El colectivo evidencía que la enunciación anterior asume que las prácticas sexuales se llevan a cabo sin protección.“El VIH-SIDA y las infecciones de transmisión sexual no se contagian, se transmiten. Una ley que no nombra de manera adecuada a las infecciones de transmisión sexual, habla de un desconocimiento que quien o quienes la plantean legislar en el rubro del trabajo sexual», sentenciaron.
El desconocimiento de las condiciones en las que se desempeñan las trabajadoras sexuales desvirtúa los esfuerzos gubernamentales. Las chicas no solamente están expuestas a las enfermedades de transmisión sexual, sino también a la delincuencia generalizada que azota las calles. La Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana del INEGI dio a conocer en septiembre de 2022, 64.4 % de la población de 18 años y más consideró inseguro vivir en su ciudad.
Tuve enfrentamientos en la calle, tuve puñaladas en mi cuerpo, estuve al borde de la muerte muchísimas veces.
Mimí
Es inegable la inseguridad que propica la violencia, y es que el 77% de las mujeres trans sufrieron violencia ejerciendo el trabajo sexual en calle. Muchas chicas, como Mimí, tienen que aprender a defenderse, a hacerse fuertes, a ponerse al mismo nivel que sus agresores para poder enfrentarlos.
No solamente tienen que lidiar con los clientes violentos (que representan el 70% de las agresiones), los transeúntes homófobos (52%), otras compañeras (45%), vecinos (33%), taxistas (29%) y personal de hoteles (19%); también tienen que lidiar con las propias autoridades, que ven en ellas una oportunidad constante de sacar dinero por medio de las extorsiones y los pagos por protección.
Testimonios como el de Cris son una prueba cruda del abuso policial que se acomete día con día:
Todo en esa vida es un negocio… Si me afecta… Cuando estaba chica eran cosas que no podía entender…. Pero para la gente de dinero, el gobierno es gobierno, «estás ganando, dame«. Me pararon muchas veces.
La Segunda Encuesta Trabajo Sexual, Derechos y no Discriminación, elaborada por el Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación de la Ciudad de México (Copred), refiere que 78.7 por ciento de las personas que ejercen trabajo sexual vivió violencia o discriminación por parte de policías; 69.2 por ciento de los clientes; 51.9 por ciento de transeúntes; 30.7 por ciento de jueces cívicos y 28.3 por ciento de personal de hospitales.
Lamentablemente, la violencia y la discrimnación no se quedan ahí, a veces llegan hasta las últimas consecuencias y se llevan a mujeres que sólo querían vivir su vida, que fueron privadas de la libertad de ser ellas mismas. La estigmatización de las personas trans y la ignorancia respecto a su identidad, deriva, en los peores casos, en los más crudos crímenes de odio, motivados por la homofobia y la transfobia.
El 30 de septiembre de 2016, Kenya Cuevas vio a su amiga Paola Buenrostro por última vez luego de que subió al carro de un cliente sobre Puente de Alvarado, el auto avanzó unos metros y después se detuvo. Tras los gritos de Paola, Kenya corrió en su auxilió y vio a su amiga y compañera herida de un disparó y al agresor con el arma transfeminicida en la mano.
En ese momento, Kenya ayudó a que detuvieran al asesino in fraganti y de que presentó un video como prueba de su crimen, este fue liberado por falta de pruebas, negándole la justicia inmediata al perpetrador de la muerte de Paola. Aquel día fue un punto de quiebre para Kenya, quien desde ese momento se convirtió en una inagotable activista que lucha día con día por la vida de sus hermanas, para que nadie más vuelva a vivir la violencia que ella experimentó en carne propia y que le arrebató una parte de ella.
“Lamentablemente, Paola fue sumada a las cifras no oficiales que registran la alta incidencia de mujeres trans asesinadas en razón de su identidad de género”, dijo Nashieli Ramírez, presidenta de la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México en 2019, considerando que el crimen evidencía la violencia extrema en contra de las mujeres transgénero. Además, agregó que a la discriminación se añadió un factor adicional de vulnerabilidad, pues era una trabajadora sexual en un contexto urbano en el que no existe una política que lo regule.
Las mujeres trans o personas trans con expresión femenina son las más expuestas a la violencia homofóbica, ya que fueron las víctimas más numerosas con 209 casos de 2013 a 2017. Y, de acuerdo a un comunicado de la Copred emitido el 17 de diciembre del 2022 en el marco del Día internacional para poner fin a la violencia contra las trabajadoras sexuales, pasaron del 54.5% a representar el 70.5% del total de asesinatos a la comunidad LGBTI.
Ante la agobiante realidad de un país transfemincida, Kenya se refugió en su valentía y forjó la resistencia que han seguido miles de chicas trans que han pasado por la Casa Hogar “Paola Buenrostro”, fundada en 2018 en memoria de esa amiga que se perdió en las garras de la violencia. Directa e indrectamente ha sido fuente inspiración para la comunidad trans y su casa se ha convertido en una de las trincheras más fuertes, motivadoras y deafiantes en la lucha contra la violencia homfóbica y transfóbica.
Su lucha ha tenido episodios gratísimos que nos dotan de esperanza, como cuando la Fiscalía de la Ciudad de México ofreció una disculpa pública por el caso Paola Buenrostro, derivado de la Recomendación 2/2019 de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), en la que Nashieli Ramírez afirmó que ese acto debe de motivar la reflexión de una sociedad en torno a la dignidad de todas las personas y, para ello, sobre los patrones de violencia que necesitan ser erradicados.
Del mismo modo, putualizó que Paola “no murió con motivo de un homicidio convencional, sino fue un transferminicidio, término introducido por primera vez en la Recomendación 02/2019, para denunciar que el texto legal invisibiliza los patrones de violencia extrema hacia mujeres trans que requieren medidas especiales para su investigación y reparación”.
Logramos que un juez de control, por primera vez en la Ciudad de México, vinculara a proceso a un hombre por su probable participación en el delito de feminicidio, en agravio de una persona integrante de la comunidad LGBTIQ+, con identidad trans, informó Ernestina Godoy, Fiscal General de Justicia de la Ciudad de México, a través de un videocomunicado
El camino hacia la tipificación del transfemincidio ha sido largo, a pesar de los esfuerzos y de las iniciativas de ley como la Ley Paola Buenrostro, el Congreso local sigue sin legislar respecto a las muertes violentas de personas de la comunidad trans. No obstante, sentencias como la de la la fiscal, vislumbran un buen panorama en cuanto a legislación en favor de la comunidad trans.
Es innegable y digno de orgullo el legado de Kenya, esa necesaria inyección de esperanza en la comunidad que estudia y se prepara para continuar su lucha, para darle más fuerza, más profundidad. El cambio está en marcha y nadie lo va a poder frenar. “Kenya Cuevas me ha enseñado la fuerza y el empoderamiento”, dice Luisa llena de ilusión y motivada por el deseo de un futuro mejor.
Ya no hay que decir ‘mujeres trans’, simplemente mujeres
Luisa
Y las mujeres son más que la cosificación de sus cuerpos y el encasillamiento de su condición que crea y perpetúa este sistema capitalista patriarcal. Ellas pueden ser cantautoras como Marion, predicadoras de la palabra de Dios como Cris, ejemplos a seguir como Luisa y luchadoras incansables como Kenya.
«A veces no tengo ganas de vivir»
Es un tema bastante debatido tanto por mujeres cisgénero, como por la comunidad trans, sobre los beneficios que deja, así como la reforma del trabajo sexual, de Maria Clemente García.
La periodista trans, Laurel Miranda, menciona que esta profesión no tiene ninguna protección laboral explícita, aunque no sea ilegal. Por ello es que se siguen abriendo puertas para culpabilizar a estas chicas en situación de calle. Además de que ella la ejerce, también comentó que le permitió conocer otras facetas de su sexualidad, así como derribar los prejuicios a las mujeres trans. Situación similar con la de Kenya Cuevas cuando conocía clientes suyos, mientras ejercía la prostitución, que buscaban a alguien con quien salir del clóset, respecto a sus identidades de género.
A pesar de que siguen estos prejuicios, el trabajo sexual continua como la opción más recurrente para sobrevivir, debido a la falta de inclusión y respeto que merece la comunidad trans. Gracias a esto, se exponen a un ambiente más violento, a comparación de sus propias familias que rechazan sus identidades.
Por varios años, la salud mental era un tema bastante menospreciado por mucha gente, debido a la romantización de las violencias como una forma de salir adelante, por parte del cisheteropatriarcado. Aunque existen centros de apoyo psicológico para mujeres cisgénero que han sufrido algún tipo de agresión, la mayoría de las chicas trans no cuentan con este privilegio.
La depresión es uno de los trastornos más conocidos y comentados por gran parte de la sociedad, debido a la mala información, opiniones sesgadas desde el privilegio neurotípico de la gente, y la creencia de que es sólo una emoción parecida a la tristeza.
Realmente es una condición en la que el individuo se encuentra cansado y triste, por cuestiones hormonales, y que le impide interferir con su vida cotidiana como dormir, comer, estudiar, trabajar, etc. Según una serie de artículos de The Lancet, en 2016, el 60% de las personas transgénero sufren dicho trastorno. Pero con este dato, hay mucha gente que intenta apoyar a estas chicas trans, mediante la motivación de hacer alguna actividad física.
En palabras del doctor Alejandro Nenclares, director médico de Medicina Interna Pfizer, la depresión “no es echarle ganas, no es algo pasajero, no es chantaje, no es manipulación, hay que darle seriedad como la enfermedad que es y comentarlo con un profesional de la salud, desde el psicólogo, médico familiar, ginecólogo, psiquiatra o cualquier otro profesional de la salud” y no contarlo solo “a la comadre o al sacerdote”, toda vez que a estas enfermedades hay que darle un tratamiento y seguimiento.
Cristina, quien le costó la salud mental con este trastorno, así como su diagnóstico de esquizofrenia, ha tenido tendencias suicidas cuando llegó a la cárcel, por dedicarse a la prostitución y llevar drogas.
La depresión es muy seria en ese aspecto, cuanto te quieres morir, te quieres morir y no te importa… A veces no tengo ganas de vivir, le pierdo mucha fe a la vida, y desde que estaba chica, y me fugué de la casa, ya le perdí el miedo a la vida. Ya no me importa morir.
Según datos de la Encuesta Nacional sobre Diversidad Sexual y de Género del INEGI, un 26.7% de la población LGBTIQ+ ha pensado o intentado el suicidio. No obstante, desde que fue liberada de la cárcel, en 2006, ahora enfrenta esta nueva lucha implacable con sus enfermedades, y hasta ahora va a cumplir sesenta años. Esto es similar como ha mencionado Kenya Cuevas sobre su VIH, que ahora es “su amiguito, con quien tuvo que aprender a convivir”.
La cárcel también se ha vuelto en uno de los efectos más sorprendentes en ellas, donde se describe como el conjunto de medios violentos, para prohibir al castigado alguna conducta, mediante las torturas, el dolor, y una condena de permanencia.
Bajo la visión foucaultiana, la prisión es el resultado del desarrollo del poder disciplinario, y una institución donde se ejerce la práctica de ese poder. Aquí es cuando manipulan a estos cuerpos trans, a través del aleccionamiento impuesto ,y la estigmatización del trabajo sexual.
La transfobia, que parece ser el resultado de misoginia y homofobia juntas, alteran el desarrollo emocional de estas, más cuando se dedican al trabajo sexual. Por ello es que la mayoría opta por decisiones riesgosas como el consumo de drogas, que puede generar una dependencia emocional para salir de la realidad.
Luisa lleva tres años de abstinencia por consumo de cocaína y piedra, lo cual le provocan ataques de ansiedad como gritos, llantos, y patalear. Cuando se dedicaba a la prostitución, viajaba en su coche como la muchacha de sus amigas, y por llevar el Tonayan. Pero todo cambió cuando se dio cuenta de que estaba sola, y que tomaba para olvidar que su mamá no la quería, por elegir quién quería ser, al peso de llamarla con el término puto.
Según datos del Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz, en 2014 alrededor del 98% de las mujeres trabajadoras reportan que beben alcohol, el 23.3% consume cocaína, el 11.7% marihuana, y que el 40% fuma tabaco. Esto sigue siendo recurrente en zonas callejeras como La Merced, y en cantinas de la alcaldía Iztapalapa.
A lo largo de la historia, muchas familias que viven en condiciones de pobreza y optan por la prostitución como “medio fácil de obtener mucho dinero”, las generaciones repiten la misma cadena por la desigualdad, y aprendizaje inconsciente. Diversos periódicos feministas como el de Mujeres en Red, entraron en debate para relacionar las problemáticas de las clases bajas con las mujeres en general. Amelia Valcárcel, catedrática de Filosofía Moral y Política de la UNED, yargumenta que la prostitución cursa con la feminización de la pobreza. La mayoría no salen de ese mundo también por la pobreza, porque tienen que mantener y cuidar a su familia, porque tienen que pagar deudas a quienes las están explotando.
La madre de Mimi, quien también se dedicaba a la prostitución, e igual cayó en las drogas, “le dió todo” a su hija, pero no recibía la compañía de todos los días, como preparar el desayuno. Ella recibía el amaneramiento de su parte, más el apoyo de su hermano mayor, o como ella consideraba su alma gemela, hasta su muerte.
Otro de los factores más resaltantes en el mundo de la prostitución, también está el riesgo de contraer alguna infección por transmisión sexual, principalmente el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH).
Según datos del Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/sida (ONUSIDA), a través de dos folletos informativos: Trabajo sexual, y Personas Transgénero; en 2019, las trabajadoras sexuales corrían un riesgo 30 veces mayor de contraer el VIH que la población general femenina, mientras que para la población transgénero es 13 veces mayor.
Después de la llegada de la pandemia del VIH-Sida en los años ochenta, llegaron aprendizajes y aportaciones para prevenirlo, pero para las trabajadoras es muy difícil tener acceso médico, debido a la criminalización de dicha profesión, y el abuso de poder que ejerce la cisheteronorma sobre ellas; como asignarles la culpa por el hecho de ser trans, y asumir que eligen este camino “por gusto”.
Lo más perjudicial es el estado de salud en el que se pueden encontrar, como lo es el caso de Cristina, que cuando estuvo en la calle por una semana, después de enterarse que estaba en segunda etapa de VIH en California, todavía no se acababa con la infección en los riñones, además de ser diabética.
DIFERENCIA ENTRE VIh Y SIDA, ¿CÓMO SE TRANSMITE?
Después de que Mimi compirtiera por la droga durante el trabajo sexual, para verse bien, su salud mental se deterioró al grado que adelgazó, y obtuvo erupciones por dichas sustancias, gracias al VIH.
Cuando me contagié de VIH en Colombia, en Cúcuta, para mí todo cambió. Lo asimilé porque siempre he sido fuerte por esa parte de admitir lo que me toca y enfrentarlo como sea.
Tiene 34 años cumplidos, mientras que la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos señala que la expectativa de vida de las personas transgénero en México es de 35 años.Uno de las maneras más explotadas en la discriminación hacia las trabajadoras trans es la serofobia, que se conoce como rechazo o aversión a alguien con el VIH-SidaNo obstante, hay personas que reconocen no haber realizado las medidas de cuidado como consecuencia. En ese caso, Alexa se encuentra en etapa de SIDA, “por descuido”, ya que a ella le gustaba ir a los cines y lugares de encuentro sin preservativo, porque no se sentía igual.
A pesar de que la comunidad LGBTQ+ es la que más sufre críticas negativas al momento de tener relaciones sexuales, por parte del mundo laboral, al 48% de mujeres trans les han requerido una prueba de VIH, así como al 45% de hombres trans, para acceder a un trabajo.La mayoría de estas chicas ejercieron la prostitución para sobrevivir tanto emocionalmente, como físicamente, al grado en el que van por caminos donde arriesgan sus integridades físicas ante personas afiliadas a la ley, más con el arduo progreso legal que tomó la diputada Maria Clemente García para dejar de involucrarse en sus situaciones, pero esto no ayuda mucho en la cuestión tanto de la serofobia como con la misma transfobia. Incluso, la migración juega un factor importante con la salud mental de estas, y la mayoría de las que se dedican a este método de supervivencia, y en las que sacrifican gran parte de sus sueños y deseos a futuro.
“No porque sea una mujer trans voy a dejar de ser humano y sentir”: Discriminación y violencia
Los estigmas sociales, considerados como creencias y actitudes desfavorables que rechazan a una persona o grupo por considerarlos diferentes, provocan que las personas trans experimenten obstáculos sistemáticos que les impiden el desarrollo como sujetas y sujetos de derechos. Asimismo, los prejuicios, considerados juicios de valor realizados de forma anticipada hacia una persona o grupo, promueven que se margine a la comunidad trans en el sector educativo, centros de trabajo, el sector salud, e inclusive en sus familias.
Tammy, una de las chicas mariposa, ha sufrido discriminación en los centros de trabajo, pues a pesar de tener estudios, no le ofrecen cargos estables: “Me contrataban por lo que sabía, pero en cuanto conseguían a alguien más me sustituían porque yo era una mujer transexual. Esa etiqueta la tenía que tener siempre”.
En la encuesta “Conociendo a la población LGBTI+ en México”, realizada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en el año 2022 se contabilizó que a un 19.5% de personas trans se les negó injustificadamente un empleo o la oportunidad de trabajar. Asimismo, a un 15.1% se le negó la entrada o permanencia en algún negocio, centro comercial o banco; y a un 16.7% el acceso a baños públicos, entre otros. Esto refleja la violación a los derechos de las personas trans por el sistema social, lo que dificulta su desarrollo personal.
Al respecto, Tammy se cuestiona siempre la situación laboral de las personas trans, y señala lo siguiente:
¿Cómo es posible que gente preparada no la puedan ver como competitiva en una área laboral sólo porque viste como mujer? Te preguntas: ¿qué he hecho mal?, o sea, yo tengo estudios, preparación como cualquier otro profesionista y no puedo ejercer mis profesiones que tanto me apasionan por lo mismo.
Asimismo, Tammy comenta, con lágrimas en los ojos, el recuerdo de su último empleo en que la despidieron injustificadamente:
Me contrataron en un parque en Cozumel. Estuve trabajando ahí, subí de puesto, estuve cuatro meses (…) Una vez mi jefa llega y me dice: ‘sabes qué, pues es que la gente no sabe como dirigirse hacia ti y pues ya no te queremos aqui’, y pues me dijeron ‘pero para que no sientas mal te damos tu dinerito’, me dan mi dinero, pero me dijeron ‘no vas a poder volver al parque en al menos siete años’. Y yo dije pero pues, ahora qué hice, si es mi pasión, yo no quiero el dinero, ¿por qué me hacen esto, o sea, qué mal he hecho?
hACIENDO HISTORIA: SOBRE LAS MUJERES TRANS EN LA ESFERA PÚBLICA
En la misma encuesta realizada por el INEGI, se contabilizó que un 52.2% de mujeres trans, de 15 años y más, han experimentado al menos una situación de violencia, y un 21.6% han sufrido discrimación. Es por esto que las mujeres trans han tomado la esfera pública para denunciar los actos de abuso, violencias, y sobre todo, a exigir el cumplimiento de sus derechos.
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“Nosotras vivimos día con día el peligro, de que nos golpeen, nos maten, nos ofenden, día con día vivimos con eso”, comenta Alexa, la mayor de las chicas que habita en la Casa Paola Buenrostro.
Según la Encuesta sobre Discriminación por motivos de Orientación Sexual e Identidad de Género 2018 (ENDOSIG), realizada por el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (CONAPRED), el 83.2% de las personas de la comunidad LGBT+ han percibido violencia a través de chistes ofensivos, y el 53.3% a través de agresiones físicas, expresiones de odio y acoso.
En relación a la discriminación y las diferentes violencias de las que son victimas, Luisa, coordinadora de la Casa Hogar “Paola Buenrostro”, menciona que: “No hay dia en que salgas y algun pendejo te grite ‘joto’ o ‘maricón’. Todas somos discriminadas en cuestión familia, escuela, sociedad. Tanto es el daño de que te digan ‘joto’, ‘puto’, que una misma se va traumando, y cuantas chicas no han decidido mejor matarse por el rechazo”.
En la misma encuesta realizada por el CONAPRED, un 58.4% de las mujeres Trans que respondieron han tenido ideas o intentos suicidas derivados de la discriminación. Esto sitúa la problemática social al que se exponen las mujeres Trans, pues sus derechos humanos no son validados en ningún contexto, ni se les permite desarrollarse en la esfera pública, lo que ocasiona que sean desplazadas de la cotidianidad social.
Alexa, con voz segura, comenta: “Mientras tengas fobia, ya no tienes calidad humana a las personas. (…) Yo le podría decir a la gente: las mujeres trans somos seres humanos, somos personas y tenemos los mismos derechos”.
Diversidad Sexual: Una mirada a las identidades de género
Las mujeres y los hombres trans pertenecen a la sociedad, por lo que su inclusión en los espacios públicos es una lucha que continúan realizando para garantizar su desarrollo pleno como sujetas y sujetos de derechos, pues merecen una vida digna y gozar de las mismas garantías universales que las personas con identidades sexuales no disidentes.
Al respecto, Luisa menciona con la voz entrecortada: “Varias veces me quise matar, pero me decía que ‘dios no recoge mierda’, y qué bueno, porque por algo estoy aquí. Tengo una segunda oportunidad de vida para ayudar a mis hermanas”.
Cabe resaltar que la población Trans en México, según la Encuesta Nacional sobre Diversidad Sexual y de Género, realizada por el INEGI en 2021, es de más de novecientos mil, de los cuales un 65.2% se considera género no binario, fluido, agénero, entre otros; y un 34.8% se identifica como una persona transgénero o transexual.
Lenguaje Inclusivo: Visibilizar a todes
En relación al amplio espectro de las identidades sexuales, en años recientes se retomó el uso de pronombres que visibilizaran en su mayoría a mujeres, pero también a personas con identidades sexuales disidentes como: las personas no binarias, de género fluido, queer, entre otras, esto a través del uso del lenguaje inclusivo.
El lenguaje es uno de los elementos imprescindibles con el cual las personas nombramos lo que vemos y lo que no, que nos permite comunicarnos con otros y que está lleno de signos y significantes que posibilitan la utilización de conceptos o palabras que engrandecen elementos, o en su caso, los denigra o inferioriza.
Desde la Revolución Francesa se tienen registros en el folleto “Requête des dames à l’Assemblée Nationale” de 1790, en el que las mujeres cuestionaron el lenguaje y su tendencia a magnificar lo masculino sobre lo femenino. Es por esto que el lenguaje se considera “un instrumento más de las relaciones de poder, no es un simple medio de comunicación” (CONAPRED; s.f.).
El lenguaje inclusivo, es definido por las Naciones Unidas (NU) como “la manera de expresarse oralmente y por escrito sin discriminar a un sexo o identidad de género en particular, y sin perpetuar estereotipos de género”, esto debido a que a través del lenguaje se busca promover la igualdad y combatir los prejuicios al visibilizar a todas las personas sin excepción.
“Abriendo la brecha”: Mujeres trans en el mundo digital
Por su parte, figuras como Laurel Miranda, Kenya Cuevas y Victoria Sámano, entre otras, han tomado los medios electrónicos y las calles para denunciar los ataques a los derechos humanos hacia la comunidad Trans, las violencias y demandas al gobierno para proteger su integridad y actuar en favor de su bienestar.
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Sobre la labor social que realiza Kenya Cuevas en pro de las mujeres trans, Luisa comenta: “Kenya Cuevas me ha enseñado la fuerza y el empoderamiento; ella mentando madres, gritando y exigiendo, creo que vamos abriendo la brecha (…) Me deja mucho el no dejarme, el seguir estudiando para no dejarme y tener empoderamiento”.
Por su parte, Mimi también habla del activismo de Kenya Cuevas y menciona lo siguiente:
Yo admiro mucho lo que está haciendo Kenya, no había conocido a una chica tan valiente como ella (…) yo le pido a dios que la proteja y que la siga llevando arriba para que ella logre lo que quiere pues, por nosotras, porque nosotras si noto que estamos siendo más vistas, más atendidas, más respetadas (…) Gracias a ella nosotras estamos aquí cuidadas y protegidas.
ARTE TRANS: SOBRE LA INCLUSIÓN EN CINE Y TELEVISIÓN
Así como Kenya Cuevas, desde la creación de refugios; Laurel Miranda, desde el periodismo; o como Victoria Sámano, desde el activismo, muchas mujeres trans han realizado denuncias para ser escuchadas, pero lo han hecho desde el arte, una de las actividades humanas que permite la identificación entre pares y la visibilización de los problemas sociales.
Tal es el caso de Abril Zamora y Janet Mock, dos mujeres trans que han trabajado en producciones para cine y televisión.
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Asimismo, se han creado series televisivas en las que se da voz a la comunidad LGBT+, pues los personajes cuentan historias en las que se representan distintas identidades de género y orientaciones sexuales diversas, por lo que permiten la identificación y promueven la aceptación de este sector de la sociedad. Nota sobre mujeres trans en las series.
Brindar una mano: Refugios y lugares de apoyo para la comunidad LGBT+
A causa de las violencias ejercidas hacia las mujeres trans, el desplazamiento que se ven obligadas a enfrentar por su identidad de género, y la discriminación en diversas áreas como la familiar, laboral y el sector salud, un grupo de personas en México, y pertenecientes a la comunidad LGBT+, han creado refugios en los que pueden solicitar ayuda.
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En los refugios cualquier persona de la comunidad LGBT+ puede solicitar asilo, además se les brinda ayuda psicológica, acompañamiento legal y, en algunos, incluso se les apoya para terminar estudios desde la educación básica hasta la superior; como es el caso de la Casa de Las Muñecas Tiresias A.C.
En relación a lo anterior, también se han creado lugares en los que se puede solicitar apoyo, ya sea acompañamiento a infancias transgénero así como a sus familiares, hasta la posibilidad de convivir en una casa de día entre adultos mayores de la comunidad LGBT+ mientras se realizan actividades recreativas.
A causa del desplazamiento, las mujeres trans en muchas ocasiones se ven obligadas a ejercer el trabajo sexual, lo que las pone en riesgo de contraer enfermedades de transmisión sexual como el VIH o SIDA. Además, en la sociedad mexicana; caracterizada por el machismo, un amplio arraigo de prejuicios y estereotipos de género; el desarrollo social con pleno goce de derechos de este sector se ve transgredido por una sociedad intolerante que invisibiliza, discrimina y violenta a sus pares.
En relación a la violencia, Luisa, mientras llora, menciona lo siguiente: “Que la gente no nos odie ni nos haga a un lado, solo quiero de que ya basta con esto”.
La inclusión de las mujeres trans en la esfera pública les resultaría beneficioso al contar con la posibilidad de desarrollarse a nivel personal, laboral y social. Las mujeres y hombres trans son seres humanos que buscan se respeten sus derechos, que exigen se les reconozca y se les den las mismas oportunidades que a las personas heterosexuales con identidades sexuales no disidentes, porque merecen vivir sin sufrir violencias en cada esquina, trabajar, vestirse como les gusta y expresarse tal cual son.
Al respecto, Tammy recuerda con alegría una frase que Kenya Cuevas siempre les dice: “Kenya dijo una vez, y se me quedó muy grabado cuando la escuché, porque ahora que lo analizo tiene mucha razón: ‘Nuestra mayor venganza es ser felices’ (…) y ya no he parado de sonreír”.